Práctica Docente
Práctica de
la función docente propositiva revolucionaria, reflexiva, metacognignitiva,
vinculativa
con la practica de laboratorios y la experiencia empresarial.
La práctica docente y sus dimensiones
Según
Fierro - Johanna Contreras1 2003
La práctica docente trasciende una
concepción técnica del rol del profesor... “El trabajo del maestro está situado
en el punto en que se encuentran el sistema escolar (con una oferta curricular
y organizativa determinada), y los grupos sociales particulares. En este
sentido, su función es mediar el encuentro entre el proyecto político
educativo, estructurado como oferta educativa, y sus destinatarios, en una
labor que se realiza cara a cara” (Fierro, Fortoul & Rosas, 1999, pp.20-21).
La práctica docente es de carácter
social, objetivo e intencional. En ella intervienen los significados,
percepciones y acciones de las personas involucradas en el proceso educativo
(alumnos, docentes, padres, autoridades, etc.).
También intervienen los aspectos
político-institucionales, administrativos y normativos, que en virtud del
proyecto educativo de cada país, delimitan el rol del maestro.
Maestros y estudiantes se constituyen
en sujetos que participan en el proceso (no son objetos ni meros productos). De
este modo, los docentes son los encargados de llevar a cabo y también de
articular los procesos de aprendizaje y generación de conocimientos, de
recrearlos, a través de la comunicación directa, cercana y profunda con los
alumnos y las alumnas que se encuentran en el aula.
Es decir, la práctica docente supone
una diversa y compleja trama de relaciones entre personas: “La relación
educativa con los alumnos es el vínculo fundamental alrededor del cual se
establecen otros vínculos con otras personas: los padres de familia, los demás
maestros, las autoridades escolares, la comunidad” (op. cit., p.22). Se
desarrolla dentro de un contexto social, económico, político y cultural que
influye en su trabajo, determinando demandas y desafíos. Ella implica
relaciones con:
• Con los
alumnos y alumnas: relación que se da por medio de un saber colectivo y
culturalmente organizado, que la escuela plantea para el desarrollo de las
nuevas generaciones.
• Con otros
maestros. El docente participa tanto en relaciones internas con los docentes
que trabajan en la misma institución, como en colectivos y gremios, a través de
organizaciones sindicales para negociar sus condiciones laborales.
• Con los
padres de familia
• Con las
autoridades
• Con la
comunidad
• Con el
conocimiento
• Con la
institución. La escuela se configura como el escenario de formación continua
del maestro y recrea el marco normativo y la regulación administrativa del
sistema.
• Con todos
los aspectos de la vida humana que van conformando la marcha de la sociedad
• Con un
conjunto de valores personales, sociales e instruccionales, pues tras sus
prácticas, está el propósito de formar un determinado tipo de hombre y un
modelo de sociedad (op. cit).
Dimensiones de la práctica docente
Al considerar
la práctica docente como una trama compleja de relaciones, se hace necesario
distinguir algunas dimensiones para un mejor análisis y reflexión sobre ésta:
• Dimensión
Personal: El profesor ante todo es un ser humano, por tanto, la
práctica docente es una práctica humana. El docente debe ser entendido como un
individuo con cualidades, características y dificultades; con ideales,
proyectos, motivaciones, imperfecciones. Dada su individualidad, las decisiones
que toma en su quehacer profesional adquieren un carácter particular. En este
ámbito, la reflexión se dirige a la concepción del profesor como ser histórico,
capaz de analizar su presente con miras a la construcción de su futuro. Es
importante mirar la propia historia personal, la experiencia profesional, la
vida cotidiana y el trabajo, las razones que motivaron su elección vocacional,
su motivación y satisfacción actual, sus sentimientos de éxito y fracaso, su
proyección profesional hacia el futuro (op. cit).
• Dimensión
institucional: La escuela constituye una organización donde se
despliegan las prácticas docentes. Constituye el escenario más importante de
socialización profesional, pues es allí donde se aprenden los saberes, normas,
tradiciones y costumbres del oficio. En este sentido, “la escuela es una
construcción cultural en la que cada maestro aporta sus intereses, habilidades,
proyectos personales y saberes a una acción educativa común” (op. cit). La
reflexión sobre esta dimensión enfatiza las características institucionales que
influyen en las prácticas, a saber: las normas de comportamiento y comunicación
entre colegas y autoridades; los saberes y prácticas de enseñanza que se
socializan en el gremio; las costumbres y tradiciones, estilos de relación,
ceremonias y ritos; modelos de gestión directiva y condiciones laborales,
normativas laborales y provenientes del sistema más amplio y que penetran en la
cultura escolar.
• Dimensión
interpersonal: La práctica docente se fundamenta en las relaciones de
los actores que intervienen en el quehacer educativo: alumnos, docentes,
directores, madres y padres de familia. Estas relaciones son complejas, pues
los distintos actores educativos poseen una gran diversidad de características,
metas, intereses.
• Dimensión
social: La
dimensión social de la práctica docente refiere a “el conjunto de relaciones
que se refieren a la forma en que cada docente percibe y expresa su tarea como
agente educativo cuyos destinatarios son diversos sectores sociales” (op. cit.,
p.33). Además de esto, se relaciona con la demanda social hacia el quehacer
docente, con el contexto socio-histórico y político, con las variables
geográficas y culturas particulares. Por otro lado, es esencial rescatar “el
alcance social que las prácticas pedagógicas que ocurren en el aula tienen
desde el punto de vista de la equidad” (op. cit., p 33). El análisis de esta
dimensión implica la reflexión sobre el sentido del quehacer docente, en el
momento histórico en que vive y desde su entorno de desempeño. También, es
necesario reflexionar sobre las propias expectativas y las que recaen en la
figura del maestro, junto con las presiones desde el sistema y las familias. Es
necesario, asimismo, reflexionar sobre la forma que en el aula se expresa la
distribución desigual de oportunidades, buscando alternativas de manejo
diferentes a las tradicionales..,).
• Dimensión
Didáctica: Esta dimensión se refiere “al papel del docente como
agente que, a través de los procesos de enseñanza, orienta, dirige, facilita y
guía la interacción de los alumnos con el saber colectivo culturalmente
organizado para que ellos, los alumnos, construyan su propio conocimiento”. En
este sentido, la función del profesor, en lugar de transmitir, es la de
facilitar los aprendizajes que los mismos estudiantes construyan en la sala de
clases. El análisis de esta dimensión se relaciona con la reflexión sobre la
forma en que el conocimiento es presentado a los estudiantes para que lo
recreen, y con las formas de enseñar y concebir en proceso educativo. Con este
fin, es necesario analizar: los métodos de enseñanza que se utilizan, la forma
de organizar el trabajo con los alumnos, el grado de conocimiento que poseen,
las normas del trabajo en aula, los tipos de evaluación, los modos de enfrentar
problemas académicos y, finalmente, los aprendizajes que van logrando los
alumnos (op. Cit.,).
• Dimensión
Valoral (valórica): La práctica docente no es neutra, inevitablemente
conlleva un conjunto de valores. Cada profesor, en su práctica educativa,
manifiesta (de modo implícito o explícito) sus valores personales, creencias,
actitudes y juicios. En definitiva, el maestro va mostrando sus visiones de
mundo, sus modos de valorar las relaciones humanas y el conocimiento y sus
maneras de guiar las situaciones de enseñanza, lo que constituye una
experiencia formativa (op. cit.).
Referencias bibliográficas:
Fierro, C., Fortoul, B & Rosas,
L (1999). Transformando la Práctica Docente. Una Propuesta Basada en la
Investigación Acción. México: Paidós. Capítulos 1 y 2.




